Mirarnos por dentro es necesario.

El actual proceso de rendición de cuentas del delegado a sus electores en el municipio de Banes es una muestra o imagen del sentir social. La gente asiste masivamente a las asambleas de las que ya se han realizado 275 con más de mil 300 planteamientos, la mitad de ellos pendiente a dar solución por parte de las entidades del estado. Así se promueve el intercambio entre el pueblo y los representantes del gobierno en la base para evaluar la marcha de la labor comunitaria, el cumplimiento de las estrategias de desarrollo social y los planes de la economía.

La calidad según las muestras, las actas y la preparación es buena, incluso superior al anterior. También los número arrojan sus lecturas, ellos no son fríos e incluso desde que el hombre los empleara llegan a calentar situaciones. Los electores creen en sus delegados, en nuestro sistema social y en la fuerza comunitaria, dígase su fuerza.

Confían en el estado, su estado, y por ello plantean sus preocupaciones por la situación de determinados viales, el ciclo de abasto de agua o algún aspecto que afecte a la comunidad. Y es que  esa es la opinión del pueblo, ese que nunca se equivoca porque siempre tiene la razón.

La gente aprovecha las asambleas y está bien que lo haga para proponer, para recordar y también para exigir, ejemplo piezas de repuestos para equipos electrodomésticos o el precio de productos que se ofertan en los mercados industriales como el aseo personal o útiles de trabajo agrícolas.

Las asambleas de rendición de cuentas son parte del pulso social y deben tenerse en cuenta, hay que saber leerlas para poder actuar debidamente, pues este no es proceso para cumplir cifras. Son momentos de escuchar y de hacer, este es un momento que corresponde a todos. El llamado está, la necesidad también.

Así recuerdo aquella frase que dice: Nunca una noche ha vencido el amanecer y nunca un problema ha vencido a la esperanza. Algunos quizás se recuesten al pasado, a las dificultades y a miles de situaciones o justificaciones: a esos hay que decirles que es mejor usar el pasado como trampolín y no como sofá.