jueves, 1 de diciembre de 2011

Todos podemos tenerlo, todos podemos evitarlo.


“En la habitación estoy agonizando sobre mi cama; flaco, desgastado, amarillo de no comer, diarrea y vómito. Cuando puedo pararme al baño, ya pocas veces, parezco uno de esos fantasmas que sobrevivieron a los campos de concentración nazis”. “Estoy tan cansado de no morirme de una vez que pido que me ayuden a morir”. Este es el testimonio de un escritor mexicano enfermo con el virus del VIH. Y hoy, día mundial de lucha contra el SIDA, es una jornada que debe extenderse al diarismo sin que caiga en la rutina. El tema de la pandemia ha dejado de ser titular en los medios de comunicación universales lo que no quiere decir que la gente no siga muriendo.
El VIH/Sida lentamente se apodera del organismo, debilitándolo hasta destruir el sistema inmunológico, así queda a merced de cualquier enfermedad que ordinariamente no sería nada. Pero luego un simple estado gripal puede convertirse en una mortal neumonía. Dicen que la indiferencia de los seres queridos es lo que más les duele.
El SIDA sigue siendo una terrible enfermedad sin rostro, ni sexo, ni edad y mucho menos posición social. Es la mina de la relación sexual que espera un contacto sin protección para como si fuese una película de ciencia ficción comenzar a desarmar las defensas del organismo, luego el filme cambia de género y se  convierte en terror. Así es de dura la vida, partiendo de algo tan sublime y suave como es el amor y las relaciones sexuales. El Paraíso puede dar paso al infierno. Pese a todo lo que se ha hecho, en Cuba el sexo protegido aún no es cultura cotidiana, parece que el juego al riesgo es más divertido, algo así como una ruleta rusa pero con mas tiempo. Recuerdo que alguien dijo que "realizar el sexo con condón es como comerse un caramelo con la envoltura". A tanta ingenuidad le contrapongo otra frase, esta de un escritor cubano muerto de SIDA: " El SIDA es la perfección diabólica". Nada, que el goce también puede ser una condena..

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