lunes, 21 de enero de 2013

En los años 1970-1980 en las zonas rurales intrincadas del municipio de Banes estilaban las visitas nocturnas entre vecinos.  Claro no había servicio eléctrico generalizado, ni tele, ni los avances de las PC, DVD y demás.



En aquellas décadas se decidía visitar en horas nocturnas a un vecino, dígase una familia y allí se hacía café, se contaban historias, reales o ficticias, se hablaba de aparecidos, de divorcios y casamientos, se hablaba del tiempo y hasta del dicen que fueron a la luna. Claro que esa última noticia no era muy creída por todos.
Hoy la modernidad y las condiciones actuales dan al traste con aquel tipo de relaciones sociales campesinas, aunque  no absolutizo, pero la tele y demás equipos atraen, las novelas y series atrapan a más de uno y el ritmo de la vida moderna por supuesto que es más veloz.
Es una lástima que esas relaciones se hayan debilitado, la fraternidad, el roce social, el humanismo y la solidaridad  son valores que no deben perderse. Acercarse más al prójimo hace falta. Una buena vecindad es una gran familia, es mérito y seguridad, es ausentarse del miedo, la desconfianza y el malestar. Rescatar las tradiciones nos mantendrá originales y más sanos.
  

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