Por Orestes Díaz
Guerrero.
Hablar es rico,
hay quien lo hace hasta la saciedad y se siente complacido pero comunicarse es
mejor porque es una necesidad imperiosa, casi a gritos, más aún cuando el
silencio brutal asfixia. En Banes existen círculos de interés que trabajan para
llevar el intercambio con personas que padecen de limitaciones en el habla y la
audición.
Yamila Calderón es una madre que agradece este gesto porque a su
niña, quien cursa la enseñanza primaria, no le está vedado el intercambio de
ideas, sueños y experiencias. Sus compañeros de aula dominan algo más que el
ABC de la comunicación gestual o por señas gracias a estos círculos y la
armonía es completa. Ella no se siente sola.
En Banes existe el
proyecto Rehabilitación Basado en la Comunidad (RBC) de Handicap Internacional
desde donde se habilita, asesora y se motiva tales acciones comunicacionales.
Recientemente se realizó un encuentro donde miembros de RBC reconocieron la labor de los pioneros que
integran los círculos de interés de lenguaje por señas. Chicos y adultos
festejaron por igual en un ambiente sin muros, ni silencios.
Allí observé el
intercambio, de un lado movimientos suaves, acompasados o rápidos, gestos,
códigos que decían mucho y del otro lado sonrisas, exclamaciones que a veces
llegaron a ser sonoras. La satisfacción fluía, las travesuras también y por
tanto para ellos no había silencio. Maricela Durán, representante de RBC en
Banes expresó la satisfacción de ver como se rompe el silencio de aquellas
personas a quienes el habla y la audición fueron vedadas por la naturaleza pero
como reza uno de los slogans de RBC “todos somos iguales”.
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