martes, 23 de diciembre de 2014

El rey de las abejas no es un zángano.

Irenio Peña, rey de los apicultores en Banes.
Muestra con orgullo su tatuaje.

 Irenio Peña nació rodeado de abejas, no por accidente sino porque eran parte del entorno que lo acogió al llegar a este mundo, y sin autosuficiencia, se siente rey. Hoy sigue acompañado de esa familia numerosa y trabajadora pero que además le ofrece salud y alrededor de 12 toneladas de miel en la zona de Cañadón, cerca del balneario de Guardalavaca, en el municipio Banes, provincia de Holguín. “Ha sido un trabajo de mucha preocupación y dedicación, también de conocimiento y estudio. Fíjate tengo que conocer y aplicar aspectos técnicos, la parte de zootecnia, el manejo correcto de la colmena y  las plantas melíferas, es bonito pero no es tan fácil” apunta el monarca apícola.

Junto a una parte de su recolección.
La labor desde afuera parece algo temeroso, no obstante para este hombre, es también una recreación, estética y motivación. “Ya viste mi jardín de la apicultura, tengo más de mil plantas de lombella, de piñón, litia, júpito y otras y eso me permite tener  rendimientos de 141 kilogramos de miel por colmenas cuando la media nacional es 50 kg”. Aunque su universo laboral y creativo esté rodeado de dolorosos aguijonazos, sea rural y sin humanos curiosos,  es limpio, pulcro y sano. Así son esas pequeñas obreras y así lo exigen a quienes comparten sus secretos y obtienen las producciones. “Hay que ser limpio, mantener la higiene, mira tengo mi baño sanitario la ducha, lavamanos, todo aquí está limpio, tiene que ser así” señala el mayor productor de miel del municipio de Banes.
La zona de colmenas es un jardín.
Los apiarios están pulcros.
“Agradezco a las abejas ser lo que soy, mi familia era pobre, nosotros sobrevivimos cuando niño gracias a la miel, vendíamos la botella de miel a 11 centavos y crecimos, pienso que hasta el aliento último aliento vivir con las abejas” agregó.
Su amor por este reino soberano es tan puro y grande que no lo concibe de otra manera mientras exista “cuando yo me muera que nadie me lleve flores, esas que se las dejen a las abejas, toda la vida la dedicaré a ellas, Mira en el brazo izquierdo tengo tatuada una abeja, una apimundia” mostró con orgullo.

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