Padres y
maestros enseñanzas en paralelo.
Por Orestes
Díaz.
El amor
puede ser la causa de todo incluso de que el niño no quiera ir a la escuela, de
que sea violento y también de que esté lleno de traumas psíquicos. Se
preguntará usted: pero cómo? Sí, por la ausencia de él por la falta de ese
sentimiento.
Si los
padres no inculcan amor y utilidad a la enseñanza profesional docente, si no
motivan al infante difícilmente este quiera ir y si lo hace casi siempre
mostrará desinterés y apatía y por ende los conocimientos y notas dejarán mucho
que desear.
El primer
maestro que tienen los chicos son los padres solo que a veces lo olvidan y en
vez de enseñar buenos modales muestran los caminos torcidos. Luego dicen que
árbol que nace torcido jamás su tronco endereza y no. Sucedió que los padres
criaron al chico como un Bonsai dándole una figura grotesca pero en lo interior,
en sus sentimientos peor que si fuese torcido por fuera.
Recuerdo
cientos de ejemplos, historias y anécdotas donde padres y abuelos le exigen violencia
al chico: ¡Si fulano se mete contigo rájale la cabeza con una piedra o métele
un palo en la cabeza!. Evidentemente el instinto de las cruzadas persiste a
miles de kilómetros y a muchos siglos de aquella arremetida violenta desde
Europa contra los musulmanes.
Otro tanto
sucede con papá, abuelo e incluso mamá cuando preguntan al chico qué le va a
hacer a la muchacha, no importa que sea una vecina o alguna niña imaginaria. Ya
todos sabemos el juego de los deditos. Alguien
decía hace unos días ¡El niño está enamorado de la vecinita, mira como
la mira y le saca fiesta! Y que iba a ser el nené pregunto yo? Leer? Irse al
parque? No. Esa es su comunicación y su manera de manifestarse ante
determinados estímulos que va descubriendo en el crecimiento. Si no lo hace entonces piensan que el chico
tiene problemas y tampoco. Cada quien va formando su personalidad.
Pero
regresando a la relación hogar-escuela, el primero debe asumir su roll. Hay
padres con mínimo nivel de escolaridad pero muestran una lógica adecuada y
sensata hacia el sistema de enseñanza, motivan, ayudan, y buscan medios, a
veces casi inalcanzables, para que el chico sea feliz en el aula, para que no
vaya a menos. Hogares donde se aprietan el cinto y salen adelante. El futuro
les recompensa casi siempre con un buen estudiante y luego con un profesional
brillante.
Otros senos
familiares por el contrario, compuestos por profesionales y con una economía de
notable entrada, obran diferente. No preparan el futuro de los hijos, no ayudan
a la escuela, quitan la razón al maestro y hasta obstaculizan la gestión del
centro de enseñanza. La novela cubana de turno muestra ejemplos fehacientes.de
cuanta torpeza se puede hacer.
Lo peor es
que en este último caso se deforma el carácter de los hijos, cambian las aspiraciones
y metas, se crece sobre bases violentas, sin rasgos de humanismos y luego
también viene la cosecha. Hijos que no trabajan, con problemas de conductas
donde quiera que estén y que no desprenden amor precisamente. Tampoco lo
merecen y vienen a ser los indeseables del barrio o de donde estén aunque
tengan una billetera abultada.
Sabemos que
en tales situaciones también existen otros seres que se les acercan por
interés, por viveza y por beneficios económicos. Seres que casi siempre son
semejantes al individuo en cuestión. Tengamos
presente que quien tarde aprende sabe inútilmente. Sabemos lo que
somos, pero no en lo que podemos convertirnos. La educación sí es vital… La
cuna es la primera aula, la casa es la primera escuela, nuestros padres los primeros
maestros. No culpemos los resultados. Analicemos las causas. Un momento puede
hacernos desgraciados para siempre. Orestes…
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