lunes, 31 de marzo de 2014

El hombre de pueblo.


 “El médico” Así le llaman cariñosamente a Ricardo Gómez, un antiguo maestro que vive en el Fusil, un barrio rural del municipio de Banes, quien no tiene tiempo para cultivar las tierras ni atender los animales debido a la demanda de sus servicios: él es sobador. Hablo de una práctica milenaria calificada de diferentes maneras según las culturas de cada pueblo.

Desde las alturas de la ciencia algunos mezclan ese saber con el oscurantismo, otros le ven como tratamiento de las líneas de energía,  del nervio y así son varias las teorías. En esencia sobar viene a ser pasar la mano una y otra vez por un músculo para eliminar una mala digestión. Ello duele, es cierto, pero cuando deja de doler el enfermo ya está curado. Cuando el sobador inicia su labor parece que en la zona hay una bola, dice Ricardo, luego se va eliminando hasta que finalmente todo está lizo,  Se soba principalmente por la pierna, el brazo o el estómago aunque existen otros ritos o formas con una toalla o cuerda.  “Diariamente sobo a unas 30 personas, niños, licenciados, médicos, turistas, mujeres embarazadas o campesinos” Dice Ricardo. Al preguntarle sobre los inicios agregó “comencé en el 1994 luego que me jubilé como maestro de educación primaria”.
Al paciente le duele el músculo.
Esta es una persona llena de humanidad y humildad quien gusta de fumar tabaco, hablar mucho de cualquier tema máxime cuando la profesión le permite informarse de todo sin tener que salir de casa donde por lo general hay algún “paciente” esperándole. En ocasiones ni come o lo hace tarde “viene mucha gente y debo atenderla, me necesitan y esta es una gracia que debo ejercer” me dijo hace tiempo en una ocasión que le entreviste para la radio.
Se le puede encontrar sin camisa, siempre pendiente del estado del tiempo y escuchando a Radio Rebelde o a la Televisión Nacional a través de un equipo pequeño que alguien le regaló. Hoy está roto y se lo arreglan. Soba con las piernas cruzadas y con un rosario sin crucifijo, pero sus manos “son benditas, gracias a él mi hijo vive” afirman madres y padres algunos de los cuales vienen desde muchos kilómetros de distancia buscando el arte salvador.
¿Medicina? Las hay. “Receto diferentes brebajes, hojas de anón,  limón, menta y así, según el malestar de cada cual y claro que creo en los productos farmacéuticos y la medicina” Según él su “ciencia” no está separada de la que se estudia en los colegios médicos, al contrario, dice apoyarse en esas teorías.
Bombillo Philips de los años 1950.
Curiosidades tiene, su padre Venancio “ayudó a echar la primera carretera que unió a Banes con otras localidades como Holguín, él tenía un camión con el que tiraba materiales” Igual tiene una bombilla marca Philips que data de los años 50 pese a que es iluminada con un generador acoplado a un pequeño motor comunitario aunque ya se levantan los postes para el servicio energético nacional, pero bueno, esa será otra historia que habrá que contar en su momento, cuando concluyan las obras. 


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