La fotografía es congelar un instante en el espacio y el
tiempo. Es dejar una imagen para la posteridad que luego puede resultar risible
o nostálgica, pero sin dudas es un arte que no todos dominan. Porque ese arte
debe llevar el toque del que está detrás de la cámara y también de quien es
retratado.
Así vemos imágenes sumamente feas, cursis o locas. He
visto fotos de 15 años que muestran a una chica en el “Titanic” y me pregunto
¿Y no se hundió? Históricamente es un disparate, pero además es algo ilógico.
En las fotos existen muecas que hacen el momento
horrible, risas que solo enseñan amargura y dientes, seres que intentan ser
graciosos y lo que hacen es echar a perder la instantánea y mucha banalidad.
Tengo un amigo que es profesional de la fotografía que
se ríe de las locuras, por suerte él es cuerdo aunque a veces hace de las
suyas, quitando granitos del rostro, dando tratamiento a la piel y hasta
reduciendo un poquitín la nariz para que la chica quede mejor, en fin todo un
especialista en la cirugía estética-fotográfica.
Dicen que las obras de arte no se explican, sino que
cada cual las interpreta a su manera, pero es preferible dejar una buena imagen
y no regalar comida a los críticos.
Coleccionar fotografías es coleccionar el mundo. Las
fotografías son una fragmentación de la vida, un modo de captura, de congelar o
detener un momento, es parar el transcurrir de la vida. Detenga los momentos
bonitos quienes lo vean lo agradecerán.
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