jueves, 15 de mayo de 2014

Escorpiones como enfermeras.

Jorge Fernández, alias Curro.


El día antes que Curro se curara la rodilla dejó un pantalón colgado a un clavo en la pared. El día cero lo tomó, se lo puso nuevamente, salió cojeando con su adolorida rodilla  y ¡Zaz! Allá vino el tremendo picazo de un escorpión adulto  en la articulación afectada.
“Me dije: ahora sí quedé inválido, pensé que más nunca iba a caminar” Afirma este banense de más de 70 años de edad.
Pero al contrario de lo esperado la rodilla  comenzó a bajar la inflamación y el dolor a desaparecer. Hoy Jorge Fernández, el verdadero nombre de Curro, camina sin cojera y la dolencia desapareció. “Sin embargo luego de eso un escorpión pequeño me picó un dedo del pie y el dolor me llegó al pecho, fíjate” –aseveró-.
Roberto García se pone escorpiones en la rodilla enferma.
En Línea Nueva, barrio rural del municipio de Banes, vive Roberto García, un sobrino de Curro, quien encuentra placer en los libros y periódicos. “A mí me gustaba leer los “Sputniks” –antigua publicación soviética parecida a la Rider Digest- y en una ocasión leí sobre el “ordeño” que le hacían en la URSS a los escorpiones y sobre los efectos que tenía el veneno. La rodilla derecha a veces me duele y un día, después de escuchar la historia de Curro, decidí probar suerte y cuando encontré un alacrán me lo puse en la rodilla, a los pocos días me trajeron otro y me lo puse también y estoy bien“
En Cuba actualmente se desarrolla la crianza de escorpiones, principalmente el azul, para la fabricación de medicamentos anticancerígenos a partir de su veneno.

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