Muchos psicólogos creen que el cerebro está literalmente programado para la negatividad, ya que anticiparse al peligro es lo que nos ha permitido como especie sobrevivir a lo largo de la historia. Si bien es cierto, ser más agradecidos y pensar en positivo sigue siendo antinatural para algunos humanos.
Ser agradecido es una virtud. Se puede dar gracias a un hecho, persona, institución, a la suerte, a un ser divino, a cualquier cosa; a un animal, no importa, a algo o a alguien. La persona agradecida sabe de lo que hablo, para quien es como el gato tal vez no me entienda en toda la magnitud del mensaje. Y es que dice que los mininos cierran los ojos para no ver quien le alimenta o le acaricia. Tampoco lo creo, simplemente es una acción natural, genética, de su organismo si no para agradecer, sí para disfrutar a plenitud del gesto que se les brinda, bien de amor o de subsistencia con la alimentación.
Hay audiencias que agradecen un programa, un producto radial o una información, tal agradecimiento o tolerancia puede ser por necesidad, por motivación, por amor o por que se comparten los gustos y los puntos de vistas. Pero también existen audiencias ultra críticas, individuos que se creen perfectos o están despechados y arremeten contra todo lo que aquí se dice y hasta a la música la miran con acidez.
Hay que ver esas caras y expresiones. Gente que no se siente satisfecha ni con la vida misma, seres irrealizados que no son lo que quieren, por lo que sea, por designio divino o porque eso fue lo que sembraron, recuerde que se recoge lo que se siembra y a veces ni así se obtiene lo deseado. Pero al final hay gente que no agradecen nada, no solo a los medios, no gratifican a casi nadie porque no ven la parte buena de lo que sucede o reciben.
Si das aceite te dicen y qué voy a freír. Si tienen arroz con qué me lo voy a comer, aludiendo al plato fuerte. Si reciben dos querían cuatro y así son una serie de puntos suspensivos llenos de inconformidades que desgraciadamente tratan de hacer llegar a los demás premeditadamente o al natural, en la socialización de la bodega, en un colectivo e incluso en una reunión con un grupo de amistad o en la familia. Y está la otra cara de la moneda. Hay personas que agradecen todo, es tanto el nivel de hidalguía que si una rama le inutiliza un ojo lo agradece, porque si esa rama hubiese sido una horqueta le hubiera sacado los dos.
Agradecer es el arte de hacer cosas buenas, reza un simple proverbio que encierra una gran verdad.
La gratitud, la cualidad de ser agradecido, consiste en apreciar los aspectos no materialistas de la vida. Es la voluntad de reconocer que los demás desempeñan un papel en nuestro bienestar emocional.
La gratitud lleva a las personas a notar las cosas buenas que tienen, lo cual lleva a una reducción del estrés y a eliminar síntomas depresivos. La congratulación también ha mostrado tener efectos positivos en las relaciones cuando las personas se toman el tiempo de decir 'gracias'. La gratitud es sincera, se siente y se expresa de modo espontáneo, no es estratégica, no se planifica.
Los seres que poseen estas cualidades suelen mostrarse agradecidos con todo el mundo y con la mayoría de las situaciones que acontecen en sus vidas. Tienen en cuenta a su interlocutor al dar las gracias y se adaptan a él y a las circunstancias. Suelen ser personas detallistas, les gusta regalar.
El imán del amor y la gratitud impulsa a agradecer a diario las cosas por las que el alma se siente dichosa. Permite ser feliz a uno y a los demás. Gratificamos a la audiencia sus gestos y su interés. Eso es agradecimiento también.
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