¿Cuántas personas desfilaron? No lo sé, pero fueron miles, ancianos, niños en coches, matrimonios, bolivianos que cursan estudios de medicina y algunas personas con sus mascotas, campesinos, estudiantes, profesores, recogedores de basura, todos los sindicatos, una marcha tan variada como los rostros y cuerpos que se aúnan en torno a la idea de seguir unidos y de producir con eficiencia para salir adelante.
Los colores fueron como el arcoíris, predominando el rojo, la mañana fresca, un mar de banderas cubanas, la brisa agradable y en la tribuna directivos sindicales, políticos, del gobierno e invitados. Allí estaba Alfredo Guerrero, Héroe del Trabajo de la República de Cuba con su carga de méritos y conocimientos al frente de la Cooperativa de Producción Agropecuaria del poblado de Flores.
En esta fiesta de pueblo también se muestra la imaginación y la voluntad de quienes habitamos este terruño nororiental cubano. Las pancartas fueron ricas en mensajes, exigiendo paz, la libertad a los cinco cubanos encarcelados en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo, la gente exigiendo el cese del bloque norteamericano contra Cuba, que nos dejen desarrollar, que se cumpla el derecho internacional a la libre voluntad de las naciones.
Ah y no se me olvida, acabado el desfile comienza la fiesta, en el Parque Martí, en el Cárdenas, en las calles, donde haya sombra o sol, no importa, lo esencial es que reina la alegría y la tranquilidad porque como ya le dije: así somos felices aquí.
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