viernes, 29 de abril de 2011

Ni derrotistas ni conformistas.

Prefiero las toallitas a los pañuelos  aunque estos sean más tradicionales y hasta diplomáticos. Las pequeñas toallas son más funcionales y prácticas para el secado o como elemento acompañante en el vestir del día a día.
Pero no es de eso que voy a comentar sino del precio de las toallitas. No es excesivo ni nada por el estilo, sino lo inusual. En la atelier Nueva Creación en Avenida General Marrero, esas piezas muestran un precio de siete pesos y 71 centavos, algo que se había alejado de nuestra realidad en las tablillas de precios y que al parecer es un cabo para el rescate de los olvidados quilos o centavos.
En otros países es normal encontrar un producto o un servicio que cueste pesos y centavos pero en Cuba habíamos perdido la tradición o la necesidad. Casi todos los precios se estaban cerrando ya ni las pesetas se empleaban, algo nefasto para la economía personal y global.
Pero más extraño fue la reacción de una mujer cuando comenté el hecho extrañado. Ella, cliente como yo, expresó su inconformidad: “No señor ese precio deberían subirlo o bajarlo pero dejarlo así  no”  Ahora digo yo que 7, 71 es mucho mejor y hasta más bonito que los 10 que valían antes esos artículos que hasta a la moda juvenil se han incorporado.
¿Por qué ponernos la “soga” al cuello? ¿Por qué manejar la opción de subir el precio? NOoooooooooooooo. Si no nos tenemos amor, si la autoestima está baja no saldremos adelante jamás. Eso es espíritu derrotista y conformista   y ello a nada bueno conlleva.
Se puede ser conformista pero solo en determinados momentos como este ejemplo: Estaba muy triste por no tener zapatos; hasta que encontré a alguien que no tenía pies.

No hay comentarios:

Publicar un comentario