martes, 5 de abril de 2011

Digamos adiós a la chabacanería.

Me decía un conductor de vicitaxi que no soportaba el término: que volá, pensé en responderle que eso es moda, o algo que se estableció como patrón y saludo o que es chabacanería pero en realidad ni yo sabía que decir. Opté para traerlo a la reflexión. Realmente no creo que el término tenga traducción literal, sino que es como si fuese otro idioma aunque lo entendemos. Por ello hay quien lo tiene como una chabacanería junto a otros miles de ejemplos más.
Así mismo está el asere, el consorte y tantos y tantos más. Tengamos en cuenta que la chabacanería puede definirse como “la vulgaridad satisfecha de sí misma”. Frente a lo excelso, lo bello, lo noble; lo chabacano se jacta de lo necio y del mal gusto y en vez de admirar y aspirar a lo elevado, lo desprecia y se regocija en lo grosero, con la ordinariez, con los modos torpes y el poco tacto.
Hay épocas y lugares en que la chabacanería goza de prestigio. Se le identifica con lo “popular”, con la libertad de prejuicios, sin reparar en que se apoya en lo perverso, el de creer que lo mediocre es más auténtico, más libre y mejor. En esos periodos la chabacanería llega a exhibirse como una actitud inteligente y audaz. Saludos, fiestas, estadios, aulas y parques son escenarios para acabar con el idioma. A la chabacanería la han convertido en moda, a la decencia la han tildado de caduca, y a los “buenos días” y al “permiso”, junto con el resto de sus semejantes, los han exiliado en Nuncajamás.
No estoy proponiendo un actuar robótico que sea enemigo de la originalidad, pues se puede ser original y espontáneo pero a la vez educado. La originalidad no está en rebelarse contra los patrones sociales establecidos ni en ser egocéntricos al punto de caer en lo ridículo, está en el esfuerzo por ser auténticos y no imitar a los demás.
Pensé en el término “moda” pero el mismo es un mecanismo regulador de elecciones realizadas en función de criterios asociados al buen gusto colectivo. Entonces la chabacanería no es moda. Ella es sinónimo de burdo, basto, rudo y bruto. Equivale a ser vulgar, brusco, áspero, desabrido y  rudimentario. Primitivo,  simple, sencillo, ordinario, incorrecto, en fin: ignorante, bajo y común.
La palabra convence y el ejemplo arrastra. La palabra puede manipular el pensamiento pero si ellas no aportan nada interesante, utiliza el maravilloso lenguaje del silencio, él es dice más.

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