Juventud versus drogas.

Las drogas son varias, desde el primer cigarrillo que altera la presión y envía nicotina al torrente sanguíneo hasta el éxtasis pasando por una serie de detonadores emocionales. Y quizás para algunos la drogadicción sea agradable, evasiva o una especie de medios de transportación hacia otro mundo fantástico. Y ahí está el primer problema, que eres trasladado a la fantasía. ¿Y cuando se rompa la burbuja? Caerás a la realidad.

Pero las drogas traen muchísimos más problemas, dependencia, gastos, ilegalidades, un corredor casi siempre sucio y oscuro por donde se realizan una serie de interacciones monetarias, de tráfico, robo, asaltos, violaciones, enfermedades y muchas cosas más casi imposible de imaginar por quien n o ha pasado por ese microuniverso.

¿Lo peor?  Las consecuencias, la irresponsabilidad, la falta de control, la reacción y el efecto, heridas propias y hechas otros que no merecen culpa.

La mejor ayuda que se le puede entregar a la juventud es la prevención, con una orientación sencilla para que cada joven haga conciencia del crudo realismo de las drogas, evitando en esta forma caer en las garras fatales del vicio.
Ni la ciencia con sus adelantos, ni los gobiernos, ni persona alguna han encontrado la fórmula apropiada para resolver de manera radical el problema del consumo de estupefacientes. Los jóvenes han sido la mayor víctima de esas sustancias y han caído casi siempre por ignorancia aunque en otras ocasiones para superar las llamadas barreras de aceptación ante un determinado grupo. De todas formas lo hacen sin saber que la drogadicción destruye no solamente el cuerpo, sino también el alma.