Nancy Pavón, víctima del terrorismo. |
Entrevistaba a un grupo de niños sobre sueños y
aspiraciones, me respondieron jugar, felicidad, una más grandecita me dijo
“vivir en paz” y hasta el amor en la familia. Estas son esperanzas de chicos y
también de adultos, sin embargo todo puede ser roto en un momento con una
frase, un plan, una orden y una explosión.
El terrorismo es una práctica funesta que mata sin tener en
cuenta nombres, sexos, edades o posiciones sociales. Quienes los practican son
fanáticos de ideología y/o mercenarios
por dinero. En su mundo de destrucción el fin justifica los medios Como dijera
Posada Carriles cuando la muerte en Cuba del joven turista italiano Fabio Di Celmo: “estaba
en el lugar equivocado en el momento equivocado”.
Playa Girón fue uno de los escenarios donde se puso de
manifiesto el terrorismo de estado, allí lucharon contra los mercenarios hijos
de esta tierra, uno de ellos es Orlando Lechuga Zaldívar quien muy joven
desafió la muerte. “El ataque fue de
mercenarios pagados por el gobierno norteamericano, aquello fue un momento que
consolidó la conciencia humanista, se nos partió el corazón cuando vimos a
compañeros muertos allí, pero hoy el crimen sigue por ejemplo en los países del
Medio Oriente y todo por tener la hegemonía mundial”.
El terrorismo es repudiado en todo el universo de disímiles
formas: Violencia, pactos, migraciones, conversiones religiosas y la
inteligencia. Esta última parece ser más
práctica, lógica y ofrece resultados. Cuba se ha visto obligada a emplear un
gran caudal humano para conocer los planes terroristas del enemigo, por tal
motivo cinco cubanos sufrieron duras condenas. Aún quedan tres tras las rejas.
Yurisay Pérez Nakao, historiadora local, cree en el poder de la comunicación: “tenemos miles de personas que rompen la
rutina y mantienen correspondencia con los Cinco, comités de solidaridad que rompen
el silencio y dan a conocer la realidad y exigen justicia. Hemos sido sede de los
coloquios contra el terrorismo donde asisten amigos del mundo, familiares de
los Cinco y el padre de Fabio Di Celmo”.
Los terroristas esgrimen ideologías, datos, armas, técnicas
y sobre todo un fanatismo a base de ideas repetidas una y otra vez por líderes
que no arriesgan su vida y en ocasiones ni llegan a mostrar su verdadera
identidad.
Desde la conquista de los
reinos por la espada, el rey ajusticiado por el hacha, la quema de los indios,
las guerras de codicia hasta las malas intenciones envueltas en seda, el terror
ha llenado de pavor a la humanidad. Muchas veces el remordimiento y la
desesperanza de poder someter a los demás a su antojo animalizan a algunos. Que
alguien esté convencido de su opinión no quiere decir que tenga la razón y
mucho menos que haya que aceptarla.
En las torres gemelas
del 11 de septiembre de 2001 murieron unas dos mil 600 personas. En cada
1972 familias cubanas hay una con un miembro víctima del terrorismo. Ellos
suman más de tres mil 400 muertes y otros dos mil 99
recibieron daños a su integridad física, sin contar el alto costo económico.
¿Cuántas torres gemelas suma estas cifras? Las The World
Trade Center enloquecieron al mundo, el
mundo lloró. Y como preguntara una colega en la capital cubana en una
conferencia sobre el tema: ¿Quién llora por Cuba?
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