La humanización de los cortes. |
Mi abuelo materno picó caña, a mano, manos callosas y rudas,
miembros muy alejados de su carácter católico, pausado y flemático. Entonces corrían los años 70-80. Los tiempos
eran más fríos, diría que los inviernos eran muy fríos y había que levantarse
de madrugada para comenzar el corte antes de que saliera el sol y así
aprovechar más la jornada. Si el frío era seco mejor, decían y está demostrado,
que la caña alcanza mayor densidad en los azúcares.
Aparejar a Gregorio, su viejo caballo, tan noble como él,
desayunar, pertrecharse del almuerzo y de alguna merienda eran parte de la
rutina matinal, luego a cortar con la Guámpara (especie de machete recortado y
de hoja ancha con más peso del habitual para facilitar el corte del tallo). En
ese ajetreo se extenuaba.
Así fueron por años las zafras azucareras en Cuba hasta la
llegada de las combinadas, un ingenio que humanizó los cortes y por ende
incrementó el abasto de caña a las industrias. Hace años leí que los cortes
manuales se eliminaban y que la tarea sería toda mecanizada.
En Banes los cortes de la contienda azucarera cubana deben
iniciar el 17 de enero. Desde estos campos una decena de unidades productoras
asegurarán cerca del 70 por ciento de la caña que exigirá el central Fernando
de Dios de Tacajó para la venidera contienda azucarera. El ingenio tiene
previsto moler unas 340 mil toneladas con un rendimiento industrial superior a
10 para producir más de 32 mil toneladas del grano. En ello va una cultura
iniciada muchos años atrás y que aún persiste pese a los cambios de la
tecnología y a la humanización de una tarea que en nuestro país inició en los
trapiches a fuerza de latigazos en las negras espaldas de los esclavos traídos
de África.
No hay comentarios:
Publicar un comentario