sábado, 25 de julio de 2015

La comunicación es para unir.


Por Orestes Díaz.
La tecnología avanza, siempre lo ha hecho, en algunas épocas más que en otras, a veces con más utilidad y en ocasiones de manera funesta como cuando las bombas atómicas y las guerras químicas. Pero no hablaré de eso. Compartiré situaciones que nos encontramos en el día a día y que crecen en número y versiones.

La telefonía celular es algo genial, fácil y útil. Lástima que no puede llegar a todos de inmediato aunque en un futuro más personas tendrán acceso económico a sus bondades, los números así lo demuestran cada año que pasa. En Cuba sobrepasan ya los tres millones de clientes de ETECSA con el servicio. Pero,., hay peros. Muchos peros. La bobocracia, la especulación.
Hace muchos años, cuando aún yo no había visto un teléfono celular  Eduardo Galeano escribió que en Ciudad México un automóvil atropelló a un transeúnte porque se distrajo al cruzar la calle mientras hablaba por el aparatico, eso es triste, pero lo más triste es que el teléfono era de juguete. Pura especulación mortífera.
Alguien me dijo que en el poblado de Retrete vio a un joven hablando por el celular mientras caminaba por la calle. Aclaro que   esa es una  zona de casi absoluto silencio en lo que a área de cobertura se refiere. Sin dudas otra especulación. Hay personas que no guardan el equipo nunca y siempre lo traen en la mano, así he visto caer celulares y hacerse piezas como rompecabezas.
Otros seres lo traen como amuleto, para todo, lo sacan en reuniones, mientras dialogan o dejan de atender la realidad para sumergirse en el universo digital, incluso hay mascotas en los celulares, perritos virtuales que exigen comida, que piden silencio y no ser molestados, que dicen estar cansados y hasta mueren dejando a un dueño deprimido en la vida real.
El celular es moda para las féminas que lo acomodan en los senos de manera provocativa y sensual, hay quien lo pone en el bolsillo trasero y el equipo ha quedado aplastado. El celular trae consigo que las personas pierdan la socialización. Usted toma un ómnibus hasta Holguín, Camagüey u otra ciudad y si quien comparte el asiento con usted trae uno de esos equipos con audífonos no espere establecer diálogo porque no habrá comunicación.
Vi una caricatura donde una secretaria le reclamaba a otra que no le pasó invitación a la fiesta realizada, la respuesta fue tajante y tecnológica: no revisaste el correo.
Realmente no critico la posesión de la tecnología, tampoco estoy en contra de ella, para nada, simplemente señalo la irracionalidad para no hacer el ridículo, para no ser dependientes cuando los seres  luchan por ser cada vez más libres. Alerto para que a alguien no le suceda como al transeúnte mexicano y para que no se pierda la socialización humana cara a cara. 

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