Por Orestes Díaz.
La tecnología avanza, siempre lo ha
hecho, en algunas épocas más que en otras, a veces con más utilidad y en
ocasiones de manera funesta como cuando las bombas atómicas y las guerras
químicas. Pero no hablaré de eso. Compartiré situaciones que nos encontramos en
el día a día y que crecen en número y versiones.
La telefonía celular es algo
genial, fácil y útil. Lástima que no puede llegar a todos de inmediato aunque
en un futuro más personas tendrán acceso económico a sus bondades, los números
así lo demuestran cada año que pasa. En Cuba sobrepasan ya los tres millones de
clientes de ETECSA con el servicio. Pero,., hay peros. Muchos peros. La
bobocracia, la especulación.
Hace muchos años, cuando aún yo no
había visto un teléfono celular Eduardo
Galeano escribió que en Ciudad México un automóvil atropelló a un transeúnte
porque se distrajo al cruzar la calle mientras hablaba por el aparatico, eso es
triste, pero lo más triste es que el teléfono era de juguete. Pura especulación
mortífera.
Alguien me dijo que en el poblado
de Retrete vio a un joven hablando por el celular mientras caminaba por la
calle. Aclaro que esa es una
zona de casi absoluto silencio en lo que a área de cobertura se refiere.
Sin dudas otra especulación. Hay personas que no guardan el equipo nunca y siempre
lo traen en la mano, así he visto caer celulares y hacerse piezas como
rompecabezas.
Otros seres lo traen como amuleto,
para todo, lo sacan en reuniones, mientras dialogan o dejan de atender la
realidad para sumergirse en el universo digital, incluso hay mascotas en los
celulares, perritos virtuales que exigen comida, que piden silencio y no ser
molestados, que dicen estar cansados y hasta mueren dejando a un dueño
deprimido en la vida real.
El celular es moda para las féminas
que lo acomodan en los senos de manera provocativa y sensual, hay quien lo pone
en el bolsillo trasero y el equipo ha quedado aplastado. El celular trae
consigo que las personas pierdan la socialización. Usted toma un ómnibus hasta
Holguín, Camagüey u otra ciudad y si quien comparte el asiento con usted trae uno
de esos equipos con audífonos no espere establecer diálogo porque no habrá
comunicación.
Vi una caricatura donde una
secretaria le reclamaba a otra que no le pasó invitación a la fiesta realizada,
la respuesta fue tajante y tecnológica: no revisaste el correo.
Realmente no critico la posesión de
la tecnología, tampoco estoy en contra de ella, para nada, simplemente señalo
la irracionalidad para no hacer el ridículo, para no ser dependientes cuando
los seres luchan por ser cada vez más
libres. Alerto para que a alguien no le suceda como al transeúnte mexicano y
para que no se pierda la socialización humana cara a cara.
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