Por estos días es
recurrente escuchar frases como lo propio, te deseo un buen año, unidad,
familia y bienestar. Es lo lógico, lo humano, lo decente y lo civilizado. Vivir
en paz, felices, imponiéndose a las dificultades y obstáculos que impone la
vida. Es la manera más lógica de vivir porque de lo contrario sería disfrutar
de una existencia agónica que vendría a ser lo más parecido a la muerte en
gotas diarias.
También trataba de
descifrar las líneas argumentales de la novela cubana de turno. Tiras cómicas,
ambientes actualizados y sobre todo llena de conflictos en la familia, la
escuela, el amor, la orientación sexual y en casi todas las relaciones
interpersonales. Al comentar esa última conclusión hace unas horas alguien me
dijo: “es que la vida es así”.
Y tiene que ser
así? La hacemos nosotros así, la impone Dios, los patrones de conductas o tales
conflictos los rigen aquellos preceptos éticos, morales y de convivencia en los
que creemos? Realmente una pregunta difícil pero mucho más difícil es vivir
llenos de conflictos. Tampoco se puede estar
como en la selva, aunque los bosques también tienen sus reglas no escritas e
incluso transgredidas por los humanos en su afán de extensión y colonización de
la vida animal y vegetal.
Existe aquel
adagio bastante feliciano que dice “si tiene solución para qué te preocupas, si
no tiene solución, para qué te preocupas” No creo que sea lo ideal. Lo correcto
sería cumplir con los buenos deseos que se expresan cada inicio de año y que a
los cuatro o cinco días de enero ya la gente olvida y se empeña en concretar lo
contrario. ¿Humanos o animales arcaicos?
Solventar
conflictos elimina el estrés, relaja la comunicación y suaviza las asperezas
interpersonales, familiares y sociales. Un ser predispuesto, una familia mal
llevada, un pueblo triste no pueden salir adelante. Los conflictos llevan a
veces a soluciones superiores pero también a un elevado costo que en ocasiones
pueden ser las guerras.
Vivir doce meses
como de fiesta tampoco es excelente, perderíamos la seriedad que algunos
momentos imponen, faltaría la reflexión para moldear mejor los trayectos
existenciales y la rutina de la sonrisa produciría vaya a saber usted. Lo ideal
es encontrar el equilibrio. Si surge un conflicto hay que superarlo,
encontrarle una solución práctica y lógica pero sobre todo no empeñarnos en
fastidiar al prójimo y al entorno.
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