viernes, 22 de abril de 2016

El rey del maíz.



Vladimir Rodríguez, "Negro".
Banes es considerado el “nuevo granero de Cuba” por méritos propios. Años atrás el título perteneció a Velazco y a Gibara por las cantidades alcanzadas en ese alimento. Hoy los grandes productores de frijoles del municipio holguinero de Banes atraen la atención de los medios informativos por los niveles de granos, el valor alimenticio y el monto económico, pero existe otro frente para la sustitución de importaciones no menos importante: el maíz.
Vladimir Rodríguez González es un cooperativista en el Way de Tasajeras. Joven, trigueño, alto y fornido, franco y sonriente, como el típico hombre de campo cubano. Hoy vive en un espacio reducido pese a que la casa es amplia. Está llena de sacos con maíz.
Pocos lo conocen por su verdadero nombre, le llaman “Negro” o “el muchacho de la casa de los pavos” debido a que por tradición familiar practica la crianza de pavos reales.
Vladimir lleva más de 10 años ejerciendo labores agrícolas. Frente a su casa se extendían amplios campos sembrados de los ondulantes tallos augurando una buena producción del grano. Recientemente finalizó la cosecha con un importante aporte de maíz a acopio. “Recogí casi 40 toneladas, fue un buen año, voy a entregar 30 toneladas y el resto es para consumo animal y para guardar semilla” me dijo en un diálogo familiar. El hombre rehúye a las entrevistas formales.  
Una tecnología casi artesanal.
La familia González ya había impuesto cotas importantes como productores de granos. “Hace cuatro años tuve un buen momento, para mí fue el mejor en la producción de frijoles, superé las 20 toneladas, este año el frijol no fue bueno para mí, sembré muy tarde y en los campos había plagas. El maíz sí fue bueno y aún falta todavía antes de cerrar el año porque voy a sembrar de nuevo, escogí buena semilla” expresó convencido.
Si se compara a este productor con los grandes granjeros norteamericanos y canadienses claro que habrá diferencias, pero en el ámbito local Vladimir Rodríguez González ya marca pautas. Llenar casi mil sacos de maíz en granos no es tarea fácil, mucho menos cuando la cosecha es doméstica y el desgrane se realiza en una pequeña máquina que atiende un reducido grupo de hombres mientras que el secadero es el patio de la casa.
Cada mañana cuando amanece, antes de atender a los animales, el “Negro” primero acaricia con la mirada las espigas que le aseguran ser uno de los grandes en este renglón que sustituye importaciones y que en el país aún no es masivo. De momento su reinado como “El rey del maíz” en Banes es seguro.

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