Revivir historias antiguas es una motivación. Fantasía,
terror, aventuras y misticismo son aristas que atraen. En el Complejo Hotelero
Atlántico-Guardalavaca, en el balneario del municipio de Banes, existe un área que
recrea la piratería de manera sana.
El barco es un bar donde se brindan cocteles, los colores son
brumosos y está encallado a la sombra. Cerca ondean los gallardetes piratas en
un cordel. La decoración es la adecuada con un dependiente a quienes algunos
llaman Capitán Rigo. “Empleo varios
atuendos, depende del día, las temperaturas, el tiempo. Para la idea de las
banderas investigué pues no hay una sola bandera, existen 19 banderas
diferentes que representan distintos piratas”.
El Bar Pirata es
nuevo producto que atrae a los clientes a una pequeña ensenada por su
tranquilidad, el paraje y el escenario, incluso algunos consumidores afirman la
semejanza de Rigoberto con el Capitán Jack Sparrow “Dicen
que me parezco, la aceptación del producto es muy buena. Es un gancho comercial
para el hotel, pensamos hacer un escenario para realizar las noches de piratas y
que los clientes se vistan como tal, así tomarán parte más activa” señala el
barman.
Cuba posee una variada gama de rones con sabores y aromas
exquisitos, unos fuertes y otros suaves partes de una cultura centenaria, al
respecto el dependiente del barco pirata señala: “Utilizo rones específicos
como el Corsario, Bucanero, Bariay y el Paticruzao. Con ellos pretendo ayudar
al rescate de la coctelería cubana tradicional, es decir que el cliente pueda
tomar cocteles clásicos como el Mojito, el Enroque, Pecho de doncella, el Beso
y otros como el Rom Collins que se desarrolló en Cuba cuando la ley seca en los
Estados Unidos. Tengo uno en honor a Polo Montañez, el cantautor cubano. Ese
coctel se llama Flor pálida como se
titula una de sus canciones que además interpreta Marc Anthony y es de muy
buena aceptación”.
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