Canta, canta como si fuera un ruiseñor, se levanta en la madrugada y sale a la calle a entonar sus pregones, uno y otros son como un concierto en medio del gran escenario del poblado de Banes, en la provincia cubana de Holguín.
Lo conocen todos como El Chinito de las
Escobas pero su nombre verdadero es Reinerio Peña García, uno de esos
barítonos de calle que desafía el calor, el frio, la lluvia y las
madrugadas para andar en búsqueda de la mejor venta, de dar un servicio
de calidad y a la puerta de la gente gente.
“Llevo más de 15 años en este trabajo, aquí
me gano el sustento de la familia honradamente y atiendo especialmente
la demanda de las amas de casa que son las que más me compran y te digo
que siempre salen satisfechas”- me dice sonriente.
Y en medio del sol, la sonrisa que siempre
le acompaña, la gracia de su pregoneo y la figura pequeña pero
resistente que recorre diariamente decenas de kilómetros en su bicicleta
cargada de escobas, jabas y otros muchos enseres del hogar.
“Oiga periodista, le gente me quiere, me
llama por cualquier lugar, yo soy un hombre feliz, porque hago bien y
soy honesto”. Y sigue contándome sus anécdotas en medio de la marcha del
tiempo que acompañan su plática graciosa y pintoresca.
“Yo quiero este lugar como este lugar me
quiere a mí, sin él no pudiera vivir” y le creo, porque cuando él falta
las tablas de las añejas casas, los corredores y los tejados junto a la
voz popular se pregunta. ¿Dónde está el chinito de las escobas?
Y el sol con su alborada responde, ahí va,
ahí está con su carga de amores y sueños, por ahí anda el cantor de las
calles de Banes interpretando sus nuevas canciones.
Pero la tarde cae con su luz, el escenario
se apaga y viene el descanso para reponer energías. Llegará el nuevo día
y la gran platea se encenderá, allí estará otra vez el cantor de las
calles de Banes entonando un montón de melodias a la que acuden decenas
de interesados.
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