El asteroide Florence, de cuatro a nueve kilómetros de diámetro,
hasta ahora el más grande observado en la historia de la agencia
espacial de Estados Unidos (NASA), pasará cerca de la Tierra el próximo
viernes 1.
Y si bien “Florence está dentro de los llamados ‘potencialmente
peligrosos’, pues cumple con dos características: sus dimensiones son
mayores a 140 metros y su distancia mínima de acercamiento es menor a
19.5 veces la distancia entre la Tierra y la Luna”, no implica peligro
alguno.
“No colisionará con la Tierra, pues pasará a siete millones de kilómetros de distancia, esto es, 18.38 veces la distancia que existe entre la Tierra y la Luna. Muchos asteroides han pasado más cerca, pero han sido más pequeños”, señaló Guadalupe Cordero Tercero, investigadora del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
En rueda de prensa, realizada en el auditorio Tlayolotl, explicó que astronómicamente Florence estará muy cerca, ya que rozará la órbita terrestre, aunque estará fuera de ella, por lo que despierta gran interés entre los científicos, que podrán observarlo con telescopios y radares. Además, se calcula que su velocidad será de 13.53 kilómetros por segundo.
Karina Elizabeth Cervantes de la Cruz, también del IGf, afirmó que la cercanía y tamaño de Florence son una oportunidad valiosa para que los especialistas lo observen y analicen.
“Para la ciencia es importante conocer sus propiedades espectrales (espectro de luz y colores); podremos establecer cuánto mide y cómo es su estructura”, explicó.
La académica recordó que es un meteorito casi tan grande como el que generó el cráter de Chicxulub (que tenía 10 kilómetros de diámetro), y que al colisionar con la Tierra en el norte de lo que ahora es la Península de Yucatán causó la extinción de miles de especies vegetales y animales, entre ellos los dinosaurios.
“Se indagará su tamaño real; detalles de la superficie, tan pequeños como de 10 metros; su topografía, rotación, textura y una determinación más exacta de su trayectoria orbital”, detalló Cervantes.
Marco Antonio Muñoz Gutiérrez, estudiante de posdoctorado del Instituto de Astronomía (IA) precisó que se trata de “un objeto que viene más allá de Neptuno, del cinturón de asteroides”.
Adelantó que asteroides y cometas serán observados a partir del 2018 con los tres telescopios que formarán el proyecto TAOS II del IA, ubicados en el Observatorio Astronómico Nacional (OAN) de San Pedro Mártir, en Baja California.
A finales de este año, abundó, se espera que inicie actividades la Red Mexicana de Detección de Meteoros, a cargo del área de Ciencias Espaciales del IGf.
“No colisionará con la Tierra, pues pasará a siete millones de kilómetros de distancia, esto es, 18.38 veces la distancia que existe entre la Tierra y la Luna. Muchos asteroides han pasado más cerca, pero han sido más pequeños”, señaló Guadalupe Cordero Tercero, investigadora del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
En rueda de prensa, realizada en el auditorio Tlayolotl, explicó que astronómicamente Florence estará muy cerca, ya que rozará la órbita terrestre, aunque estará fuera de ella, por lo que despierta gran interés entre los científicos, que podrán observarlo con telescopios y radares. Además, se calcula que su velocidad será de 13.53 kilómetros por segundo.
Karina Elizabeth Cervantes de la Cruz, también del IGf, afirmó que la cercanía y tamaño de Florence son una oportunidad valiosa para que los especialistas lo observen y analicen.
“Para la ciencia es importante conocer sus propiedades espectrales (espectro de luz y colores); podremos establecer cuánto mide y cómo es su estructura”, explicó.
La académica recordó que es un meteorito casi tan grande como el que generó el cráter de Chicxulub (que tenía 10 kilómetros de diámetro), y que al colisionar con la Tierra en el norte de lo que ahora es la Península de Yucatán causó la extinción de miles de especies vegetales y animales, entre ellos los dinosaurios.
“Se indagará su tamaño real; detalles de la superficie, tan pequeños como de 10 metros; su topografía, rotación, textura y una determinación más exacta de su trayectoria orbital”, detalló Cervantes.
Marco Antonio Muñoz Gutiérrez, estudiante de posdoctorado del Instituto de Astronomía (IA) precisó que se trata de “un objeto que viene más allá de Neptuno, del cinturón de asteroides”.
Adelantó que asteroides y cometas serán observados a partir del 2018 con los tres telescopios que formarán el proyecto TAOS II del IA, ubicados en el Observatorio Astronómico Nacional (OAN) de San Pedro Mártir, en Baja California.
A finales de este año, abundó, se espera que inicie actividades la Red Mexicana de Detección de Meteoros, a cargo del área de Ciencias Espaciales del IGf.
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