El sábado es un día difícil para tomar un ómnibus.
Estudiantes que regresan a casa, personas que van de fiesta, otras que asisten
a la feria para asegurar los alimentos de la semana, en fin es la jornada de
mayor movimiento de personal en Banes. Sin embargo este último sábado pude tomar un ómnibus
prácticamente vacío, el conductor era Aulogelio González Tamayo, chofer de la
base de Transportes Escolares de esta localidad. En realidad un nombre extraño
pero un alma bondadosa, lo demostró cuando en una parada se incorporó de su
asiento para ayudar a subir a una anciana a la que luego de sentarla elogió
como si fuese una niña.
La acción me tomó desprevenido por lo inusual y no acerté a
tomar la instantánea la que si fue posible cuando la dama fue a descender el
ómnibus. En el diálogo Aulogelio afirmó
“no puedo ver eso y quedarme así sentado” Palabras simples de un chofer
pero que entrañan una gran filosofía y humanismo para nada abundante en este
mundo.
Sin embargo no siempre las buenas acciones son
recompensadas, minutos más tarde cuando
arribamos al destino ofrecí la mano a otra señora de marcada edad y esta me
ignoró, no apreció el gesto. Quizás no lo conocía. De todas formas cultivemos
la solidaridad aunque no reparen en
ella.
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